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Astillado en Chile

El propietario de KBM, Daniel Hermosilla, habla con BTB de los equipos y los recursos humanos
necesarios para producir astillas de manera eficaz en Chile.

Un skidder 630D de Tigercat con la garra llena de troncos.

Estos sistemas de astillado de alta capacidad son muy sensibles a los problemas de flujo de trabajo, y Daniel recopila datos de producción detallados para administrar y optimizar el flujo de madera. En una situación de maderas muy grandes, un 630D puede jalar suficientes árboles para llenar una camioneta de astillas en tan solo dos arrastres.

Propiedad de Daniel Hermosilla, KBM Chile se estableció en marzo de 1994 en Los Ángeles, Chile. Inicialmente, el foco de la empresa eran la silvicultura y preparación de emplazamientos. En 2001, KBM se expandió hacia la cosecha de eucalipto. Desde entonces, la empresa alcanzó los 90 empleados y se especializa en el astillado en campo. Tres astilladores se utilizan a tiempo completo en las operaciones en campo, cada uno dirigido por un gerente de operaciones que según las palabras de Daniel “es dueño” del sistema, que opera de acuerdo con un presupuesto y pautas.

Daniel observa muchas ventajas en su estructura organizacional. “No hay cadena de mando que funcione si la comparamos a cuando tuvimos un gerente de operaciones. La estructura plana brinda una mejor rendición de cuentas. Cuesta más en gastos de salario, pero a largo plazo es mejor”, asegura. “Los problemas se solucionan muy rápidamente y el gerente trabaja de manera directa con el cliente el 99 % del tiempo hasta llegar al gerente de contratos”.

En total, KBM opera siete sistemas. El cuarto sistema se encuentra emplazado en un astillero que astilla 7 m de madera corta, porque el astillero tenía inconvenientes con el contenido alto de corteza con su propio sistema. Los otros tres sistemas operan a tiempo parcial, según se requiera en cada una de las operaciones en campo. Cuando se deben llevar a cabo reparaciones o mantenimientos extendidos, los astilladores de respaldo ingresan a la producción, lo que asegura un volumen mínimo para los clientes de KBM.

KBM opera dos tipos diferentes de sistemas de astillado. Las antiguas unidades de Peterson-Pacific con las funciones de astillado y desramado integradas en una sola unidad producen alrededor de 70 toneladas métricas por hora y pueden cargar un camión en tan solo 20 minutos.

El sistema más nuevo y de mayor capacidad se basa en la combinación de astillador y desramador de Peterson-Pacific que se adapta mejor a los árboles más grandes y una mayor producción. Este astillador tiene una capacidad de aproximadamente 120 toneladas métricas por hora. Pero una mayor capacidad significa que el astillador es más sensible a los problemas de flujo de trabajo. “Lleva trece minutos cargar un camión, por lo que si un camión se demora diez minutos, es un problema grande”, comenta Daniel.

El 860C de Tigercat suelta una gavilla de eucaliptos de 18 años.

El 860C de Tigercat cortando eucaliptos de 18 años. Mientras que los feller bunchers sobre orugas siempre abren sin trabajar plantaciones nuevas, cuando las condiciones lo permiten, KBM utiliza feller bunchers sobre ruedas de menor costo.

Muchas de las plantaciones que KBM cosecha tienen generalmente 18 años de antigüedad y entre 1000 y 1100 árboles por hectárea. Actualmente, existe mucha madera de plantación chilena en este rango de edad con un tamaño de árbol promedio de 0,85 m3. Es en esta madera (más allá del tamaño óptimo del cabezal cosechador de agarre único) donde se implementa el astillador grande. Los feller terminan perdiendo producción a causa de la necesidad de cortes dobles. Daniel calcula que KBM producirá este tamaño de madera por cinco o seis años. Después la rotación volverá a ser la óptima de 14-15 años. El astillador más pequeño trabaja en plantaciones de 650 m3 por hectárea y en algunos casos, el sistema puede producir 80 toneladas métricas por hora en condiciones ideales. Daniel controla de cerca los tiempos de carga de la camioneta de astillas. Proporcionan mucha información acerca de la eficacia general de su operación y él la mide de tres maneras: el tiempo de carga total, el tiempo del cronómetro que tiene en cuenta las detenciones de la máquina y el tiempo de carga del medidor por hora; Daniel explica que se trata básicamente del tiempo total del medidor por hora del turno dividido por la cantidad de cargas.

Igual de importantes para el sistema de rastreo de KBM son los iPads que se instalan en los astilladores. “Somos bastante modernos en ese sentido”, dice Daniel. Irónicamente, KBM primero probó computadoras industriales, pero no resistieron el entorno operativo complejo. “Entonces pensamos en probar con un iPad, que cuesta USD 1000 menos. Desarrollamos nuestro propio software e interfaz para descargar la información de manera inalámbrica en la oficina móvil. Después se sincroniza con la base de datos en la oficina principal”.

Mediante el uso de iPads, los operadores del astillador deben dar cuenta de todas las detenciones de trabajo y elegir entre los códigos de pausa disponibles. Los operadores del feller buncher y del skidder introducen sus datos en la computadora industrial de la oficina móvil una vez por turno y, después, la información se sincroniza con la oficina principal. “Podemos usar los datos para mejorar los números al analizar las diferentes propiedades, como el operador, el tipo de madera, las condiciones del terreno o los problemas de la máquina. Básicamente, es una herramienta de gestión que también vincula el consumo de combustible”.

De las diversas facetas de las operaciones de KBM, Daniel pone el énfasis en la importancia de la gestión de los recursos humanos. Los problemas relacionados con las personas deben ser resueltos muy rápidamente, y allí es donde se destaca la estructura de gestión de KBM. El gerente de operaciones está capacitado para resolver los problemas sin tener que pasar a través de una cadena de mando, y esta rápida respuesta mantiene satisfechos a los operadores. Conservar a los buenos operadores y mantener la rotación al mínimo ejerce un impacto positivo medible en la producción, la vida útil de la máquina y la seguridad.

Vuela el polvo mientras este feller buncher sobre orugas corta un eucalipto

Daniel afirma que estos troncos han crecido más allá del tamaño óptimo, pero la empresa se ha adaptado y él espera astillar estas plantaciones más antiguas durante los próximos cuatro a cinco años.

“En general, hay escasez de operadores”, explica Daniel. “Contratamos y capacitamos desde cero. Nuestro sistema de capacitación no era excelente, pero últimamente nos hemos focalizado en él y está mejorando. Ahora hemos implementado procedimientos de capacitación y [enseñamos] escenarios “Si…entonces” para cualquier variable o problema posible que pueda enfrentar el operador”.

Aunque los operadores no son responsables del mantenimiento diario, deben participar, hacer inspecciones visuales, verificar los niveles de líquidos y, en general, deben conocer las máquinas. “Pero no queremos obligarlos a realizar tareas de mantenimiento; tenemos un equipo de mantenimiento por separado”, agrega Daniel.

El período de capacitación inicial para un operador nuevo es de tres meses. Daniel explica que lleva un año y medio alcanzar la marca de eficacia del 80 % y de seis a siete años lograr el 100 % de eficacia.

Por una cuestión de necesidad, los operadores se capacitan en el empleo. Aunque pueden ser productivos tras un breve período en un emplazamiento sencillo, si se agrega algún tipo de complicación, repentinamente el flujo de madera se vuelve más lento. Aprender a responder ante los desafíos y las complicaciones repentinos es lo que hace a un buen operador, y este es el motivo por el que los escenarios “Si… entonces” son tan importantes.

Daniel también explica que los operadores menos experimentados son definitivamente más duros con las máquinas. “Pasan momentos difíciles para mantener el ritmo cuando hace calor y observamos una mayor incidencia de recalentamiento. Es como una especie de tortuga y liebre; puedes comparar un operador experimentado con la tortuga. El operador nuevo simplemente no puede adaptarse tan bien a los emplazamientos y no puede lidiar con el cambio. Por suerte, ahora tenemos muchos operadores con siete años de experiencia”.

Daniel ha observado con los años que cuando contrata operadores experimentados, casi parecen adaptarse demasiado bien. “Tienden a adaptarse al flujo, no optimizar la máquina ni minimizar las horas. Aunque pueden trabajar más rápido y producir más en una cantidad determinada de horas en la máquina, ajustan su propio ritmo al flujo general de la operación. Esto prolonga las cosas y hace difícil mejorar la productividad del sistema”. La práctica estándar ha sido ejecutar las máquinas hasta 30 000 horas. “Nuestras condiciones son más fáciles que, digamos, en Canadá”, asegura Daniel. “Descubrimos que las máquinas más antiguas son igualmente productivas cuando funcionan, pero el tiempo de inactividad aumenta y los skidders tienden a ser los más golpeados”. Daniel mantiene máquinas de respaldo en caso de un tiempo de inactividad extendido y ha considerado reducir el ciclo de vida a 16 000 horas para mantener altas las tasas de disponibilidad y, al mismo tiempo, preservar el valor de reventa alto.

El gerente de operaciones, Martin Durruty, nos acompañó a un par de sitios de trabajo; en primer lugar, para ver un feller buncher 860C abriendo una nueva plantación y, en segundo lugar, para ver la extracción y el astillado en campo. Martin explica que el 860C abre la plantación cortando primero el perímetro. Incluso en un emplazamiento completamente plano donde los feller bunchers sobre ruedas llevarán a cabo la tala, es mucho más eficiente cortar el perímetro con una máquina sobre orugas porque puede virar para tirar los árboles hacia atrás mientras crea el corredor. En los eucaliptos grandes, las tasas de producción son de 250 árboles por hora aproximadamente.

Si el terreno es favorable, se utiliza un feller buncher sobre ruedas para cortar las filas. La producción normal en las filas es de 300 árboles por hora. En las condiciones del terreno adecuadas, un feller sobre ruedas produce lo mismo que un feller sobre orugas; por lo tanto, cuando es posible, se utilizan fellers con neumáticos de goma. Generalmente los feller bunchers trabajan antes que el resto del sistema. El tiempo de antelación depende de muchos factores. El más significativo se relaciona con el período óptimo de secado antes del descortezado, asegura Martin.

Vista desde abajo de un skidder que arrastra colina arriba una carga de eucalipto arco iris.

Los operadores de skidders fortalecen los principales senderos con arbustos para combatir el suelo húmedo y suavizar el impacto de las bases de árboles.

Martin nos acompañó a un segundo emplazamiento donde el astillador y los skidders acababan de ingresar. Inicialmente, un solo skidder abre el emplazamiento, tirando de las gavillas que se encuentran muy cerca de la cancha de acopio. Una vez consumida esta madera y disminuida la congestión, comienza el segundo skidder y las dos máquinas alternan entre arrastres cortos y largos para mantener el volumen correcto de madera frente al astillador. La corteza se devuelve al bloque de corte y se utiliza para formar un camino o alfombra por donde viajan los skidders. Esto es muy importante especialmente en emplazamientos embarrados y en terreno rocoso, donde el feller buncher corta bases de árboles un poco más altas para preservar la vida del diente. La gruesa capa de arbustos suaviza los impactos de las bases de árboles en los skidders y operadores. En situaciones de troncos muy grandes, los skidder 630D de KBM pueden llenar una camioneta de astillas con gavillas de 15 toneladas métricas y los 620D logran lo mismo con arrastres de 10 toneladas métricas.

Daniel recuerda haber visto por primera vez las máquinas de Tigercat en 1998, en la exposición de equipos de Atlanta. “Yo estaba con mi compañero canadiense y el nombre se me quedó en la cabeza. En ese momento, estaba haciendo la preparación del emplazamiento con un [Deere] 748”. Después, en el 2000, mientras Daniel contemplaba su ingreso al negocio de la cosecha, comenzó a investigar las máquinas y buscó a Tigercat en Internet. “Tigercat parecía una marca interesante. Me gustaban el concepto y la idea”.

Ese mismo año, Daniel viajó a Canadá y al sur de los Estados Unidos y vio máquinas de Tigercat trabajando en ambos países. “Yo estaba en Thunder Bay y tuve la oportunidad de hablar con el vendedor de un distribuidor de Tigercat. Después fui al sur de los EE. UU. y vi los feller bunchers [sobre ruedas]. Todos decían que eran muy buenos. Recibí buena información de los operadores y los propietarios, y me gustó lo que me dijeron”. En ese momento, Daniel decidió que Tigercat sería la marca para él.

Cuando regresó a Chile, Daniel se puso en contacto con el nuevo distribuidor de Tigercat, Latin Equipment, con una lista ya formulada de requisitos de equipos. Para entonces, Tigercat era casi desconocida en Chile, pero eso no hizo desistir a Daniel. “Nunca fui de los que siguen a la multitud. Depende de si estoy de acuerdo con la multitud o no. No intento ser diferente, pero lo seré si creo que es una mejor manera de actuar. No eran las más económicas. En términos generales, estoy muy satisfecho”.

 


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Astillado en campo de KBM en Chile


Operación de astillado de eucalipto en campo de KBM en Chile en 2013. Un feller buncher 860C y dos skidders 630D.